Thursday, February 02, 2006

After shave

"hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado”

Joaquín Sabina



Debí suponer –lo anunciaste con tanta solemnidad– que un suceso tan frívolo traería consecuencias.
Dedicaste, cariño, toda la mañana del sábado a aquella tarea: afeitarte. Después de lucirla durante más de quince años te rasuraste la barba con un mimo irreprochable; procurabas, acaso, que esa extirpación no resultara tan traumática: espuma para pieles delicadas, maquinilla de tres hojas con cabezal basculante y un delicado after shave con una reparadora esencia de alóe vera.
Durante unos minutos me pareciste desnudo, vulnerable; poco más tarde me asaltó, cielo, la absurda certeza de encontrarme ante otro hombre, un tipo inaudito que poco o nada tenía que ver contigo y que había ido creciendo al amparo de aquel discreto antifaz.
Esa idea comenzó, en fin, a turbarme profundamente: me excitaba tanto imaginar que un intruso había irrumpido en la casa… Sus besos no eran los de mi marido; eran ilícitos, tan dulces como clandestinos. Este amor adúltero, precipitado y urgente, me enloquece.
Ayer mismo tuvimos que refugiarnos en un portal al verte venir –arréglate; llevas la barba muy descuidada- por la acera de enfrente.
A punto estuve –cielo, esto es un sinvivir...– de llamarte y de contártelo todo.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home